La Gran Ciudad del Sol
- MarianaBaltazar
- 21 mar 2019
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"Antes de que hubiera día y noche en el mundo, se reunieron los dioses en Teotihuacan. -¿Quién alumbrará al mundo?- preguntaron." Fragmento de la leyenda Teotihuacana del Quinto Sol
Teotihuacan es una de las zonas arqueológicas más importantes de México y Mesoamérica; fue hogar de una de las civilizaciones más conocidas y avanzadas de su época. La Ciudadela, el Templo de la Serpiente Emplumada, la Calzada de los Muertos y las pirámides del Sol y de la Luna son sólo algunos de los edificios más importantes que se encuentran dentro de la "Ciudad de los Dioses".
La zona arqueológica de Teotihuacán está situada a unos 30 kilómetros al noreste de la Ciudad de México en la Cuenca de México. Teotihuacán fue una de las primeras ciudades metropolitanas de las Américas, con una población probable de 125.000 habitantes durante el siglo V y VI d.c. La ciudad se redujo entre los siglos VII y X d.c., hasta que finalmente fue abandonada.
Se convirtió en el epicentro de la cultura y el comercio de la antigua Mesoamérica, superando a la antigua Roma en tamaño. Poco después de que la civilización Olmeca desapareciera, surgió una nueva civilización en el siglo I a.c., en el valle de México. Esta gran civilización que dominaría la cultura del valle de México durante casi un milenio se erigiría como una de las influencias culturales más importantes en la historia de las civilizaciones de América Central y Norteamérica. Esta civilización tuvo su epicentro en la ciudad de Teotihuacán. En su apogeo, Teotihuacán era una ciudad de más de cien mil personas no sólo fue la ciudad más grande de América, fue una de las ciudades más grandes del mundo antiguo.
La cultura y la arquitectura de Teotihuacán fue influenciada por la cultura Olmeca, que es considerada como la "civilización madre" de Mesoamérica. Los primeros edificios Teotihuacanos están fechados en los años 200 a.c, y la pirámide más grande, la Pirámide del Sol, fue completada en el año 100 d.c.
También sabemos que los pobladores Teotihuacán fueron muy religiosos debido a la cantidad de objetos religiosos y edificios en la ciudad. Sorprendentemente, Teotihuacán contiene más templos que cualquier sociedad prehispánica mesoamericana. Hay dos pirámides principales, la Pirámide del Sol y la Pirámide de la Luna, dedicado al culto religioso. También, el Templo de Quetzalcóatl con magníficas cabezas de serpientes emplumadas en las paredes.
Equinoccio de Primavera.
Al igual que cada año, miles de personas vestidas de blanco llegan a los distintos sitios arqueológicos de México para alzar los brazos al cielo y recibir la energía del Sol durante el equinoccio de primavera, según las creencias y tradiciones prehispánicas.
Teotihuacán es el lugar por excelencia para esta tradición, pues alberga la Pirámide del Sol, la cual es escalada entre las 9:00 y las 13 horas por miles de personas provenientes de diferentes partes del país e inclusive del mundo.
El equinoccio de primavera era explicado por los primeros pobladores de Mesoamérica a través de leyendas y personajes míticos, por lo que algunas culturas realizaban sacrificios a los dioses para el invierno terminara y regresara la primavera.
Este fenómeno da pauta para la entrada de la primavera en el hemisferio norte y del otoño en el sur. En la parte norte arriba del Ecuador los días comenzarán a hacerse más largos hasta llegar al solsticio de verano en que se registra el día más largo del año para el hemisferio.
Con la evolución de la ciencia y la tecnología, hoy se puede saber con precisión la hora en que el paneta Tierra alcanza el punto clave de cada equinoccio o solsticio, lo cual no siempre ocurre en la fechas tradicionalmente señalada y conocida como el Día de la Primavera.
El equinoccio representaba para los antiguos pobladores el inicio de las cosechas, lo cual para la gente que labora en el campo siguen siendo indicios para poder determinar los procesos de la agricultura tradicional.
Pese a los avances astronómicos, millones de personas en todo el mundo siguen acudiendo cada equinoccio a recargar energía, pues esta tradición se ha tornado más espiritual a través del deseo de algunas personas por estar en mayor conexión con la naturaleza.
Chichén Itzá en Yucatán y Malinalco en el Estado de México son otros de los sitios más populares en México para presenciar el fenómeno y revivir la tradición prehispánica acompañada de ropas blancas, bailes, cantos y limpias con hierbas e incienso.
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